En algunos países, sobre todo en aquellas regiones donde se practican las religiones hindúes y
budistas, las corazas de los caracoles marinos son utilizadas para confeccionar instrumentos
musicales de viento. Estos elementos de la naturaleza producen un sonido que se escucha a
largas distancias y simulan el que hace una trompeta. El instrumento musical hecho a partir de una
caracola
se fabrica con la abertura de un pequeño agujero en el extremo más puntiagudo de la concha y, se
ejecuta, soplando desde ese punto hacia el interior del caparazón. Esta práctica puede realizarse
pegando la boca directamente al molusco o utilizando una pequeña boquilla de metal. Los labios del
intérprete son los que se mueven de varias maneras para entonar los diversos sonidos que resuenan
en el interior del exoesqueleto.
Los gasterópodos que más se utilizan en la confección de instrumentos musicales
son: La
Charonia tritonis:
caracol marino que pertenece a la familia Ranellidae. Caparazón de color crema, más claro u oscuro
según el ejemplar, con pendones esquinados pardo oscuro y una oquedad ensanchada de color naranja;
la
Turbinella pyrum:
molusco gasterópodo grande de color blanquecino o café claro, conocido como la Caracola
divina;
Charonia lampas:
exoesqueleto de color anaranjado con tentáculos dibujados por dos cintas negras. Coraza de hasta 30
cm de tamaño con 9 vueltas de espira y varias protuberancias; y la
Strombus gigas:
ejemplar que de manera común llega a identificarse como la verdadera caracola, con una concha que
llega a alcanzar los 30 cm de longitud.
En la religión hindú el dios Vishnú, con una de sus cuatro manos, hace
sonar un shankhá
(una caracola convertida a instrumento musical) cada vez que asesina a un fantasma endemoniado.
Según la creencia, el sonido que produce el caparazón es tan benéfico que ahuyenta a los malos
espíritus, por eso esta ejecución es tomada como un símbolo de victoria. En los santuarios de
la India los caracoles marinos se hacen sonar en las aperturas y las conclusiones de sus
ceremonias. Como adoración a sus ídolos se soplan tres veces seguidas.
Algunos sacerdotes están tan especializados en el arte de soplar
caracolas
que logran hacer sonar dos conchas al mismo tiempo, cada una con diferentes notas musicales; otros
incluso, pueden mantener el sonido durante varios minutos valiéndose de la respiración circular,
una técnica que se pone en práctica vaciando los pulmones hacia el interior de las corazas, a la
vez que se toma una bocanada de aire para recargar las mejillas; a continuación, mientras se
expulsa el aire que hay en la boca, se inhalan por la nariz.
El uso de caracolas en la creación de instrumentos musicales es popular en
América del sur y las islas del océano Pacífico. De igual forma ocurre en las Islas Canarias donde
este instrumento se denomina bucio, y en épocas pasadas, ya era utilizado por los
guanches para señalar el comienzo y el final de las labores agrícolas, alegrar sus
festividades y como alarma cuando se avecinaba algún peligro.