Las caracolas son moluscos gasterópodos que viven en el mar y que poseen un exoesqueleto en forma
de concha. Las conchas son cubiertas sólidas y muy duras que tienen los moluscos (ningún otro
organismo las posee) y que constituyen el sostén de sus cuerpos blandos. Esta pieza que actúa como
coraza protectora está hecha de carbonato de calcita y es pesada y resistente, sirve para que el
animal introduzca dentro de ella toda su parte blanda: la cabeza y el pie, en momentos de peligro;
ya sea para protegerse de las agresiones de otros organismos como de los perjuicios de cualquier
entorno.
Se dice que todas las
caracolas,
luego que son despojadas del animal que las habita, traen en su interior el sonido del mar,
el ir y venir de las olas, incluso, siglos después de haber salido de las profundidades del océano.
Esto se puede comprobar cuando se acerca el oído a una de estas corazas. Muchas personas creen
firmemente en la idea y es que tal y como se constata, los peculiares exoesqueletos, estén donde
estén, nunca se mantienen mudos.
¿Cómo es posible que se escuche el mar dentro de las caracolas?
Las perturbaciones sonoras a las cuales se hace referencia se producen gracias a
la vibración; pero esto no solo es del ruido que hacen las olas, sino de todos los sonidos que se
emiten ya sea en el mar como dentro de una piscina, una casa, en las calles, una caja de fósforos,
etcétera. Los sonidos vibran en el medio en donde se produzcan, ejemplo, el aire. Cuando suena el
claxon de un vehículo las moléculas del aire más cercanas a su bocina, vibran, y rápidamente hacen
vibrar a todas las que estén en contacto con ellas. La vibración es un fenómeno que se origina
mediante la trasferencia del sonido por el aire, molécula a molécula. Cuando las ondas se esparcen,
el ruido se escucha a una gran distancia.
Todas las perturbaciones acústicas son percibidas por animales con capacidades
auditivas, por ejemplo, los humanos; porque las ondas sonoras hacen vibrar el tímpano de los
oídos.
En el caso de las
caracolas
la totalidad de las perturbaciones sonoras del entorno: voces, ruidos... incluso los susurros o el
viento, este último un sonido que es prácticamente imperceptible; golpean el interior de las
corazas y se amplifican. Estos movimientos acústicos revolucionan el aire dentro de las conchas y
el sonido resultante es bastante parecido al que producen las olas del mar. Como estas ondas
entran en contacto con el tímpano del oído, el cual también vibra, se piensa que lo escuchado es el
sonido del océano, aunque en realidad
no se escucha el mar dentro de las caracolas
ni ninguno otro sonido similar, siendo solo una mera ilusión sonora.
Este fenómeno no solo es inherente a los
caracoles marinos,
cualquier elemento natural o artificial que esté abierto por uno de sus extremos (una copa, un
papel doblado en rollo con uno de sus orificios tapados, una cazuela, etc.) es capaz de amplificar
y emitir nuevas perturbaciones acústicas.