Las caracolas son moluscos gasterópodos que viven en el mar y son apreciadas tanto por la belleza
de sus conchas como por los muchos usos que tienen el animal y su coraza.
Algunos caracoles marinos están considerados como una apreciable fuente de
alimento humano. Por ejemplo, las
caracolas
del género melongena: variedad que habita fundamentalmente en el litoral y las desembocaduras de
los ríos; la especie
Strombus gigas:
caracola que se identifica como la «verdadera caracola», que pertenece a la familia Strombidae y
alcanza los 30 cm de longitud; y la Charonia lampas: gasterópodo de gran tamaño con
caparazón de color naranja y tentáculos dibujados por dos cintas negras. Estas y otras especies se
sirven crudas en cocteles y ensaladas, o bien cocidas en frituras, hamburguesas, ceviches y sopas
al igual que otros tipos de marisco. Además, en muchas ocasiones son el ingrediente principal de
muchos otros platos de la cocina internacional.
En la comunidad primitiva, incluso mucho antes, las conchas de los gasterópodos
marinos eran utilizadas para confeccionar herramientas de trabajo, armas, vasijas para beber y como
decorado de atuendos en la vestimenta. Igual se transformaban en instrumentos musicales para
participar en ritos religiosos y acompañar las pintorescas danzas que, con regularidad, celebraban.
La Triplofusus giganteus (Caracola del Caballo de Florida) una de las más grandes de las
aguas tropicales del continente americano. Concha de gran tamaño con un borde fusiforme y curiosas
elevaciones que simulan cierto tipo de empuñaduras; tuvo su participación dentro de la escritura y
la pintura de los mayas. En América del norte, específicamente en la Florida, se utilizaba la
columela (eje que rige el enrollado de las conchas) para servir como plomadas y confeccionar un
peculiar martillo.
Hoy día estos caparazones son empleados en la confección de joyas, la decoración
de los hogares y otros entornos. Por ser un recurso fósil de inapreciable valor las conchas de los
moluscos intervienen en estudios arqueológicos. Como constituyen también el alimento de otros
animales marinos sirven como cebo para pescar.
En la actualidad es común usar las
caracolas como trompeta.
Estas ejecuciones se ponen en práctica en contextos religiosos. Particularmente la Turbinella
pyrum: molusco gasterópodo de gran tamaño de color blanquecino o café claro, conocida como la
caracola divina, es protagonista en ritos hindúes y budistas, en donde se considera
sagrada.
Los caracoles marinos son objeto de colección y, dado el interés de muchos, las
colecciones conchológicas (colecciones de caracoles) son abundantes en el mundo entero.
Entre las caracolas que más se aprecian está el género Triplofusus giganteus.
Como soplar al interior de las caracolas requiere de un gran esfuerzo se
considera esta práctica como un buen ejercicio respiratorio. Aunque es menos común, en algunos
lugares las
caracolas
también se emplean como material de construcción y como macetas para sembrar plantas ornamentales.
Incluso las conchas de estos gasterópodos marinos iluminan el camino para el surgimiento de nuevos
materiales. Aunque las conclusiones no han sido dadas algunos científicos consideran que la pequeña
dimensión de los cristales de carbonato de calcita que integran las conchas propicia la resistencia
de las mismas. Algún descubrimiento en esta área abriría nuevos caminos para los diseños
aeroespaciales, la ingeniería y la arquitectura.